¿Qué es Educación Familiar?

Al oír la expresión “educación familiar” muchos entienden la educación de los hijos. Pero la educación familiar aun siendo sobre todo esto, es más que esto: es la educación de todos y cada uno de los miembros de la familia. No sólo los padres educan, aunque a ellos corresponde el crear las condiciones para que el hogar sea campo de educación; son los primeros responsables de la educación familiar, y “segundos responsables, los hijos. De la familia y, por consiguiente, de la educación familiar. Los hijos necesitan aprenderlo. No nacen responsables” (Otero, 1985, pp. 39 y 65).Entre todos los componentes de la familia se ejerce una acción educadora recíproca. “De este modo, surge en la vida familiar algo así como la mutua ayuda educativa. ¿En qué consiste? No sólo en ayudar, sino también en buscar y aceptar ayudas. Así, se evita la posibilidad de dos tipos de personas en una familia: los que sólo ayudan y los que sólo son ayudados. Esto debe ser aprendido por todos. En primer lugar, por los padres, porque muchos sólo saben dar y no enseñan a dar. Y, sin embargo, la educación requiere, centralmente, aprender a dar y a recibir” (Otero, 1985, p.51).

Esta capacidad doble y simultánea de dar y de recibir constituye la regla de oro de la buena realización personal humana, tanto a nivel individual (madurez de la personalidad) como social (relaciones humanas satisfactorias). Como en todas las polaridades, ahí está lo difícil; pero, como en todas ellas, la educación que consigue situar a la persona en un buen término medio es la educación adecuada, acertada. Entendemos el grupo doméstico como el centro de intimidad y, a la vez, de apertura; ha de tener una dimensión centrífuga y una dimensión centrípeta, entre las que debe establecerse equilibrio. Tan importante es la educación familiar, que para ocuparse de la misma existe nada menos que una rama de la Pedagogía, una Pedagogía especial: la llamada Pedagogía Familiar. Sin duda que una de sus partes esenciales es lo que llamamos “la orientación familiar”, que puede ser definida como un servicio de ayuda para la mejora personal de quienes integran una familia, y para la mejora de la sociedad en y desde las familias. No es más que una ayuda relacionada con la dimensión educativa de la familia: “se entiende la orientación como proceso de ayuda a personas, para que se conozcan a sí mismas y a su entorno a fin de crecer en libertad y en capacidad de querer; de desarrollar su personalidad; de resolver sus problemas; de asumir sus responsabilidades; de alcanzar –en definitiva- un alto nivel de madurez personal”.   “La orientación familiar es un proceso de ayuda a personas, en cuanto miembros de una familia, para que mejoren precisamente como personas (…). Es un arte que se pone a disposición de las personas que tienen alguna responsabilidad familiar, con finalidades de mejora personal, familiar y social” (Otero, 1985, pp.17 y siguientes, y 28). Vista con esta amplitud, la educación familiar posee un carácter totalizador y vitalicio. Es que nos explica Ana Navarro con estas palabras: “Así como el período de escolaridad tiene unos plazos, aquí podemos hablar con toda propiedad de educación permanente. Tiene también el carácter de rotatoria. Aunque los padres nunca dejarán de serlo, no es extraño descubrir que pueden llegar a ser orientados y aconsejados por sus hijos, incluso en edades anteriores a la vejez de los padres” (Navarro, 1982, p 89)